miércoles, 10 de julio de 2013

Una buena ventilación a nivel de fachada

La imagen de un edificio, su fachada es lo más importante de la arquitectura porque es lo primero que observamos, debe captar las miradas, llamar la atención, debe generar un contraste o bien un mimetismo con su entorno que destaque esta cualidad.

 El origen de esta imagen parte de una condición propia del edificio o bien por un simple juego con el entorno por llamar la atención de un elemento quizás que no es llamativo y que necesita de este “plus”, también sugiere una función con su interior, que refleje un acontecer interno o también una medida que da solución a un efecto invernadero, de índole climática, que juegue el rol de ventilación o de brindar sombra al interior.

El rol que puede desempeñar el diseño de fachada puede ser para optimizar los recursos naturales en la construcción de los edificios, optimizar los recursos naturales en la operación de los edificios y también puede minimizar el impacto de los edificios sobre el medio ambiente.

Lo más importante está en las decisiones de diseño y de forma constructiva.

Al momento de diseñar una fachada, sea cual sea el material, si es por un bien bioclimático primero se debe repartir adecuadamente las corrientes de aire en un ambiente no implica colocar grandes ventanas abiertas para la entrada y salida del viento. Las aberturas pueden colocarse de tal manera que generen un ligero cambio de dirección del flujo de aire, creando una corriente ensanchada y circular a través de todo el espacio.
Esto se logra cuando las ventanas de entrada y salida del aire no están alineadas con la dirección del viento. Si bien con ello se afecta un tanto el caudal de ventilación total, tal pérdida queda compensada desde el punto de vista del confort por una mejor repartición de las corrientes.
Las aberturas en los techos, además de hacer correr el aire por el cielo, permite extraer el aire caliente que se podría estancar si solo se contara con ventanas ubicadas a baja altura.
En la fachada opuesta. Se crea una doble ventilación, con lo que se resuelve tanto el acondicionamiento de las personas como el de la cubierta.
 El diseño de fachada, incluyendo las ventanas, tienen distinta permeabilidad, básicamente el área que comprenden los elementos en uso determinan el ingreso de ventilación, unas mayores que otras.


La piel

La piel de un objeto arquitectónico trabajado a modo de envolvente, sea estructural o no estructural, aporta un valor estético y una calidad espacial completamente distinta de acuerdo a su manera de aplicación. La forma de la piel determina el espacio que esta contenga y su relación con el exterior, el material y la disposición de este determina el carácter de la piel, su textura y su expresión, a su vez este material puede entregar un índice de permeabilidad pre definido, como es el caso del mimbre que dependiendo del tejido que se utilice genera distintos índices de permeabilidad usando el mismo material, por lo tanto, la misma expresión y una textura similar.

El mimbre como objeto de envolvente tiene cualidades que limitan su diseño, como por ejemplo la resistencia a cargas que lo hagan auto soportante, en baja escala funciona perfecto como es el caso de objetos decorativos o pequeñas obras de arte, al momento de llevarlo a una escala que pueda configurar un espacio arquitectónico, el mimbre necesita de un medio auxiliar de soporte, ya que el material a gran escala se comporta de una manera completamente distinta, pareciendo ser un textil, con una flexibilidad y un grado de deformación que puede afectar en el diseño de la obra a menos que se piense como una membrana. De este modo y pensando en un objeto arquitectónico capaz de configurar un espacio donde ocurra un acontecimiento, con la piel como máxima expresión espacial y basados en el ejemplo del mimbre distinguimos dos tipo de envolventes, una la piel auto soportante y la membrana que necesita de algunos elementos que la ubiquen a diferente altura del suelo.

Con propiedades completamente diferentes y con capacidades formales muy distintas un concepto de otro las dos pieles pueden configurar un espacio. 

Por una parte la piel auto soportante puede generar intencionalmente las mismas formas que la membrana, en este caso veremos una piel configurada por placas de madera rectangulares idénticas ensambladas unas con otras, creando un sistema estructural formado por las propiedades mecánicas de las placas de madera que lo hacen auto soportante, a su vez las cualidades arquitectónicas que la composición entrega determina un ritmo muy similar entre un tramo y otro y una permeabilidad dinámica lograda en un 100 y 20% de acuerdo al ángulo por el cual se mire.
Si pensamos este método de piel como un sistema capaz de configurar por completo un espacio, como por ejemplo una esfera habitable en su interior, tendríamos un objeto arquitectónico con una piel que permite la transferencia parcial de energía desde el interior al exterior del objeto y viceversa , si vamos mas allá y lo pensamos como una vivienda construida en este sistema completamente, tendríamos un habitáculo perfecto para vivir en un clima cálido, ya que nos brinda protección con el sol entregando una sombra tamizada , la permeabilidad física de la envolvente nos permitiría grandes circulaciones de aire, y el comportamiento térmico del interior seria más agradable. Del punto de vista materico, la madera y sus propiedades nos entregan un aislamiento acústico y térmico importante.





La envolvente tipo membrana sin embargo es un poco mas limitada formalmente que la piel auto soportante al utilizar elementos que la ayudan a despegarse del suelo, la membrana pende de ellos generando formas convexas muy fluidas y con mucho dinamismo, en este caso nos referiremos a una membrana de textil que podría ser utilizada para envolver una carpa donde se genere un evento momentáneo, de este modo la membrana como método de envolvente es sumamente eficiente ya que su tiempo de armado y desarmado es muy reducido, y la calidad del espacio que genera es muy acogedor también.
Las membranas nos condicionan a tener siempre elementos estructurales para soportarlas, generalmente se utilizan barras, sin embargo, el espacio que las membranas generan y sus formar orgánicas sumado al material que se utilice en ellas y su disposición puede producir en el usuario una sensación quizás más acogedora que un espacio configurado por un elemento auto soportante. Las membranas también pueden generar espacios permanentes como una vivienda, hoy el mercado entrega membranas con una muy buena resistencia, otras especiales para aislamiento térmico.


En síntesis la aplicación de membranas o piel auto soportante depende por completo del diseño que se proponga y la intención que se busque, ya que las dos opciones nos entregan una calidad espacial equitativa y un comportamiento térmico que se puede controlar de acuerdo a los materiales utilizados y su disposición.